... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



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sábado, 25 de febrero de 2012

Una canción para ti

Le cante una canción la otra noche, aquella noche que comenzó con algazara en la plaza y terminó en lúgubre silencio. Me acompañaban dos coristas, guitarrista y técnico, después de la canción esperé una sonrisa a cambio, la canción tal vez no fue de su agrado, se paró de su silla y se alejó de mi vista, el coro y yo esperamos un momento a que volviera para la segunda tocada, el guitarrista mientras afinó, yo me entretuve con un par de tragos. El técnico alzó la voz con enfado argumentando que no gastaría sus fuerzas esperando a que volviera, no lo detuve, el guitarrista fue el siguiente tras darme palabras de aliento - Te ha dejado tirado, dijo con decepción. Las coristas ni adiós dijeron. Quede ahí sólo mientras la plaza se vaciaba, pensando si le habría gustado la canción y sufrí pensando en su huída, tal vez fue mi voz, o mejor dicho fue culpa del guitarrista quien falló un par de notas, quedé esperando un momento más no sin antes seguir argumentando y dando indulgencias por su escape, autoconvenciendome que si me quería pero que tal vez surgió una urgencia, convenciéndome y justificándolo, amoldando su forma en mi mente, se fue tal vez porque se aburrió o tal vez, tal vez. Guarde el micrófono mirando a cada instante el celular ¿marcara? ¿Se habrá molestado?, miré el reloj nuevamente y era más tarde de lo que imagine aunque eso ya no importaba, lo mejor fue ir a casa a dormir y no pensar más en el asunto

sábado, 21 de enero de 2012

La canción de un viajante

La canción comenzó así:
Un viajante navegó y navegó hasta una orilla del mar con la esperanza de encontrar cocos, donde se preguntó si habría en aquel territorio, caminó por la orilla, recordando que en su bolso guardaba aún una barra de granola para aguantar el encuentro con los cocos, recordó a su novia Ana y comenzó a reír cuando le dijo que le trajera también a ella un par cocos, recordó la noche de su despedida, le canto una canción que se parece a está, intentó hacerla sonreír, tomó su pianola y bailó a su alrededor, tomaron una copa de vino para brindar por su bella pianola y los próximos cocos que disfrutarían con deleite y sabor. Se repartieron algunas palabras y eliminaron algunas poco agradables, hicieron un dibujo de su balsa, Ana le susurro al oído un jocoso y alegre uuuuhuuuuhuuuuuhuuuuuhuuuuuuh.
Los cocos le dieron la bienvenida, y le mencionaron que su armadura no podría deshacerlos, que tenía que usar un poco más de carisma y una sonrisa sincera, además de esperar al verano a que las ramas se extiendan en caluroso abrazo.
Así espero recordando el jocoso uuuuhuuuuhuuuuuhuuuuuhuuuuuuh de Ana, la barba se le hizo prominente, no perdió la calma, espero al verano, descubrió el secreto para obtener los cocos más sinceros y jugoso que se entregaron a él sin pena y ni llanto.
Regreso en su balsa a los brazos de Ana, y cantaron al compas de uuuuhuuuuhuuuuuhuuuuuhuuuuuuh.