... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



viernes, 25 de mayo de 2012

La lavadora

Siempre que trato de describir la sensación de mis dedos al recorrer la textura de tus uñas, con tus manos abiertas, la punta de tus dedos apuntándome siempre en la misma dirección, te recuerdo; mi fijación en lo áspero de tus manos, la memoria que plasme al sentir tu mirada mientras tocaba [como si sólo fuera suficiente mirar el reloj, ansiedad para que no llegará la hora], al detectar la mancha de la pared del fondo de la sala; tan grande y obscura, como un disparo, como la creciente humedad de mi closet; es muy frecuente que al usar la  ropa que no acostumbro comienza a apestar a humedad [el CD a terminado de tocar, no active la reproducción automática], las gotas de agua por la fuga del lavamanos se escuchan en toda la casa mientras me hablas del olor a humedad al recostarte en mi pecho, asiento con poca satisfacción y te rechazo en el acto, no dejaré impune el recuerdo de tu gesto repulsivo, cierro los ojos para imaginar que ya te vas, el gato sube a la cama al mismo tiempo que también lo rechazas a él. Me molesté tanto contigo que no pude evitar insultarte al recordarlo después de 5 días para después volver a pensar en lo áspero de tus manos, tus uñas, tu gesto al oler mi ropa húmeda y como un autómata me levanto de la silla y voy por toda esa ropa vieja que no suelo usar, enciendo la lavadora y la lleno de jabón, tallo de forma insufrible hasta que se descarapele la piel de mis manos, siempre me lo dijiste mi piel es muy suave y poco resistente aunque jamás el sol me queme. El closet se vacía, la lavadora se llena, abandono el pellejo de mis manos entre el agua enjabonada. Me recuesto en el piso [redescubro su textura, su claridad, su frialdad] encuentro un pedazo de uña; puede que tal vez sea mío o tuyo, tal vez nunca lo sabré, duermo una breve siesta que no se perturba a pesar del ruido de la lavadora [mezclándose la humedad, jabón y mis pedazos de piel], despierto un poco resfriado y con la nariz tapada, después de unos minutos la ropa está limpia y oliendo a nueva, la extiendo en el patio con cuidado tratando de encontrar imperfecciones en el aroma, es perfecto o cuando menos disimulo el buen trabajo de la lavadora. Busco las pastillas antigripales por temor a pescar un buen resfriado, me dopo, me pongo la pijama, me acurruco en la misma cama que desde el último encuentro contigo no había vuelto a visitar por temor a que tú aroma desapareciera (dormía en el sillón), me acurruco y caigo en sueño pensando en el poder de mi lavadora.

jueves, 10 de mayo de 2012


Todas esas cosas las que veo cuando camino por la calle: esa efigie que sin recordarla se aparece ante mi en todo momento; en la banqueta, en las puertas de las casas, en los anuncios publicitarios, algunas veces cuando trato de recordar su forma se diluye como una risa.
Las cosas que siempre me recordaran a ti; la entonación del indigente "una monedita", la luz roja del semaforo de la esquina de mi casa, la cicatriz de la boca, el nudo de mi corbata, las camisas arrugadas, etcétera, etcétera.


En las mañanas al abrir la persiana y asomar la vista al patio siempre sigue ahí la sombra que me recuerda a ti.


Todas esas cosas que eran nuestras, tal vez mañana ya no esten.

viernes, 4 de mayo de 2012

Vaho en los ojos

La sensación de sentirse siempre cansado, con los ojos irritados, un grito profundo que busca como salir, que busca siempre salir, el deseo de buscar un lecho donde esconder la cabeza (el foco del baño se ha fundido, tal vez sea por el vapor del agua caliente, mientras más caliente; la piel se limpia mejor), y el silencio que siempre es interrumpido cuando las gatas afilan sus uñas en algún mueble, y si tal vez siento no merecerlo así lo he buscado y propiciado (las gotas de té de manzanilla dicen son útiles ante una irritación oftálmica),  el viento llenó de polvo mis ojos, cuando creí que ayer ese viento se llevaría el vaho dejado por tu respiración. [Ayer intente entrar en ti, me imagine desapareciendo, hundiéndome en tu mirada, mientras tal vez respiraras ese grito profundo, prófugo] (la canción se vuelve a repetir, es la única en la lista de reproducción), tal vez este mejor sentado, siempre cansado, provocándome el sueño con un cuarto de leche fría, buscando una cama más cálida (¿tengo más cobijas en el closet?), pensando en cambiar el foco fundido pero está muy lejos del suelo y no tengo escaleras para alcanzarlo (pensé en acercar la cómoda de mi habitación para llegar; no cabe por la pequeña puerta, llevo dos días bañándome en la obscuridad ), ¿mañana hay planes? (usaré más gotas para los ojos, puede que me ayuden a dormir mejor), ahora a intentar descansar pensando en mi canción favorita de la semana "didn´t need to go so far", me autoconvenzo: si tal vez pueda limpiar pronto mis ojos.