... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



lunes, 27 de agosto de 2012

Los caminos que conducen al otoño


Cuando un camino recorrido llega a su fin no hay nada ni nadie que pueda continuar construyendo, es más sencillo bifurcarlo que mantenerlo recto.
La luz del sol también tiene un tiempo de caducidad, así como mis manos en las tuyas, como un beso en tiempos de bonanza.
El tiempo exige más tiempo, el tiempo busca finales decorosos fáciles de recordar, sin escalas, sin posturas incomodas, sentado en reposo esperando acabar.
La lluvia también tiene fecha de caducidad, no espera a los peatones, ni a los niños, ni a los perros, simplemente cae; natural.
Y así siento que el verano va a llegando a su fin, ahora se comienzan a sentir los estragos del otoño con su duro andar, la penumbra del año, el atardecer de los meses, con suspiros tan cargados de eco que inundan la claridad del sol con un poco de sombras que se esparcen, así, como la lluvia; sin esperar ni perdonar.
No es posible continuar construyendo el camino que se ha venido recorriendo al tiempo que se anda, es más sencillo bifurcarlo que mantenerlo recto, el viento gélido hace que una canción se clave más en la mente mientras intentas recorrer lo que ya no volverá.
Tu tacto en mi piel ya no se siente igual en otoño, es preciso olvidarlo. Inevitable volver a pensar en ti cada que veo unos ojos verdes, imposible olvidar que aún permaneces en mi mente así como tener la certeza que vendrá de nuevo las sombras sobre el cielo a cubrirme, a ocultarme de tu vista.

jueves, 23 de agosto de 2012

Tal vez en una nube pueda ver tu rostro


Y si el mar se convierte en el símbolo de la añoranza, de extrañar.
Si todo lo que gira lentamente en la cabeza durante un largo día de trabajo, se comenzará a desquebrajar, tal vez me entenderías...
Tal vez aunque te busque por los nueve caminos del norte y me doy una vuelta circular en los del este, y cuándo termine de buscar voy camino al mar a verte, todo un símbolo de añorarte. De buscarte...

No coincidiría nuevamente en el mar, aunque intente verte a lo lejos.
Sé que caerías nuevamente y si yo intentará sujetarte con todos los clavos que siempre cargo en las bolsas de los pantalones, no conseguiría clavar siquiera uno...

Entonces voltearía nuevamente hacia el cielo a imaginar tu cara en una de las tantas nubes que se forman antes de la tormenta
Estrecharía mis manos a mis hombros pues el frio también se somatiza, tengo un poco de escurrimiento nasal cuando pienso en ello, la playa siempre me provoca la misma sensación de ansiedad, las olas que revuelcan la arena siempre se diluyen, pero tal vez caminando por la orilla de la playa pueda encontrar un poco de sosiego, tal vez así lograse olvidarte aunque sea por unos segundos.
Ahora solo busco refugiarme en los problemas de los demás, procuro ver más las noticias, cobijarme en una canción alegre, sonreír cuando me coquetean en la calle.

Buscarte en las manchas de la pared, hacer una imagen de ti sonriendo.

jueves, 2 de agosto de 2012

El café de la esquina


En el café de la esquina siempre el mismo grupo en un rincón, evocando las mismas imágenes de su juventud, sus autos flamantes rojos como manzanas maduras, volantes de cuero desgastado, asientos llenos de manchas de charanda, las mismas aventuras, los mismos recuerdos; del verano del 2008, las madrugadas de aquel entonces eran más cálidas que las de ahora, el paisaje se apreciaba más fresco, las horas pasaban ligeras, con la única preocupación que los pesos alcanzaran para una botella más y para unos tacos para que la cruda fuera más leve, hablando del recuento de los pasos de baile, los chistes de la borrachera, la rivalidad galanesca y la lucha de palabras por saber quién beso a la más guapa y los momentos de interrogación [¿dónde está ahora fulano?] que desencadenaban la envidia en los demás, pues era señal que había ganado en tener la noche más exitosa.

Ese café de recuerdos, evocando las memorias juveniles de años atrás, los debates, las peleas extravagantes, las preocupaciones que ahora les parecen vacuas, la intensidad de los días, la zozobra de esas noches, el arrepentimiento, el deseo de regreso de los años, las luces, la música que ahora suena anticuada o "vintage".

De pronto todos en la mesa se observan con cara de solemne compasión mutua, se acaban las palabras, se observan sus bocas fruncidas, se alcanza a percibir un dejo de amargura, introspección, uno de ellos grita al mesero - más cervezas - haciendo una señal con la mano levantando 4 dedos - yo ya no quiero, me tengo que ir - se despide, deja sus billetes con esfuerzo, se levanta con suavidad intentando no hacer ruido, los demás se burlan con indiferencia. A la hora el resto se ha ido, todos con lentitud, con esfuerzo, con pena de seguir dando pasos.
Así el café de la esquina, así con recuerdos que se prolongan hasta fundirse en el aire, tarde trás tarde, grupos de diferente composición se congregan a compartir sus perspectivas, sus juventudes.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Domingo pensando en ti


No lo había mencionado desde entonces.

En cuanto te vi; sentí la misma sensación, un frio seco, me asaltaron las prisas, todo por fumar un cigarro más antes de caminar por la lluvia

Al llegar a casa...

Reuní mis argumentos

Presente argucias inútiles mi corazón

Siempre con la misma sentencia, dando las mismas señales, recordando nuestros afectos

Así...

Olvidé mi canción favorita de hace 5 años, intenté recordar, busque en mi antiguo diario, entre mis agendas olvidadas

Busqué la letra, palabra por palabra tratando de ajustarlas con el ritmo que escuchaba en la lejanía de mi habitación

Y así cante, cante toda la noche olvidando el frio, imaginando lo bien que me sentiría si volviésemos a tomar juntos

a dormir juntos, compartir la misma almohada manchada, pelear por quien se termina el último trago, y así hacerte olvidar tus miedos, ahora tan míos.

Y así canté, canté toda la noche esperando volver a encontrarte