... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



lunes, 27 de agosto de 2012

Los caminos que conducen al otoño


Cuando un camino recorrido llega a su fin no hay nada ni nadie que pueda continuar construyendo, es más sencillo bifurcarlo que mantenerlo recto.
La luz del sol también tiene un tiempo de caducidad, así como mis manos en las tuyas, como un beso en tiempos de bonanza.
El tiempo exige más tiempo, el tiempo busca finales decorosos fáciles de recordar, sin escalas, sin posturas incomodas, sentado en reposo esperando acabar.
La lluvia también tiene fecha de caducidad, no espera a los peatones, ni a los niños, ni a los perros, simplemente cae; natural.
Y así siento que el verano va a llegando a su fin, ahora se comienzan a sentir los estragos del otoño con su duro andar, la penumbra del año, el atardecer de los meses, con suspiros tan cargados de eco que inundan la claridad del sol con un poco de sombras que se esparcen, así, como la lluvia; sin esperar ni perdonar.
No es posible continuar construyendo el camino que se ha venido recorriendo al tiempo que se anda, es más sencillo bifurcarlo que mantenerlo recto, el viento gélido hace que una canción se clave más en la mente mientras intentas recorrer lo que ya no volverá.
Tu tacto en mi piel ya no se siente igual en otoño, es preciso olvidarlo. Inevitable volver a pensar en ti cada que veo unos ojos verdes, imposible olvidar que aún permaneces en mi mente así como tener la certeza que vendrá de nuevo las sombras sobre el cielo a cubrirme, a ocultarme de tu vista.

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