... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



lunes, 24 de septiembre de 2012

Manos en la noche


Con las mismas marcas en las manos, los raspones de hace muchos años, intento volver a sentir el tacto sincero al dar las mismas caricias, con temor tocaba; no fuera a lastimarlo, intentaba transmitir lo de hace algunos años, transmitir aquel afecto, sus manos en su rostro, replegando el corazón para no sentir dolor, apagar la luz...

Sólo sentirlo cerca, saber que esta. Y olvidar; las noches en que no llegaba a la cama, y sólo recordar los momentos en que deseaba brincar de la misma, que la luz del sol no cobija igual que la de la luna, que las sabanas de día contagian desesperación, que las ventanas son más inmensas durante la noche, que la noche es libre, que mis marcas de las mano; ampollas, cicatrices, huesos desviados que hacen la piel más dura, durante la noche son amigables, salvajes, sensuales. Los días hacen que todo transcurra más despacio, y es cuando rezo porque se apague el sol; para dejar de trabajar, para buscar el brillo de tus dientes bajo la sabana, para imaginar que no estamos, que no existe el pesar.

Volver a sentir con mis manos marcadas; tú afecto, con tacto sincero recorro tu rostro, replegando el corazón para no sentir que el día se aproxima de nuevo...

Rezar porque no llegue el sol, para que las ventanas sigan pareciendo inmensas, para no extrañar de nuevo la cama, para no extrañar tus piernas entre las mías.

Para recordar el brillo de tus dientes, para olvidar lo que no te di.

Sé que escaparas de nuevo si te volviera a encontrar, así como la primera vez que al llegar el día huiste, una ocasión sería pretexto para el desencuentro.

Volver a quedarme en la ventana, esperando que la ventana se haga más grande, inventar historias esperando para ver que camines por mi banqueta y salir corriendo a encontrarte a pedirte que regreses, a suplicar por tu indulgencia, a prometerte nuevas historias, nuevos sueños, nuevas caricias, diferentes, pedirte que observes mis manos, encontrarás nuevas cicatrices, nuevos golpes, nuevos misterios.

Mientras, a seguir contando historias, en la ventana, con mis manos rezando que pase la luz del día, para intentar ver tu rostro por ahí, perdido en la noche.
 
 

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