No me canso de escribir sobre la ciudad, sobre sus calles, banquetas, de los múltiples escenarios a cada vuelta de la esquina, inclusive de sus tambos de basura y sus sorpresas al hurgarlos con detenimiento... de las paredes; frias y silenciosas amigas de lo inimaginable quienes capturan historias que los mortales comunes perdemos con un parpadeo; diálogos, escenas, mentiras, algunas sobredosis de todo tipo...
(Y esa voz... la voz... ¿qué voz? - no siempre la distingo.
Las manos, esas manos, ¿de quién son?, serán de... )
Cada centimetro, cada instante, cada segundo que transcurre, solo el tiempo hace impacto, y las historias, esas historías que se funden en el paisaje, en el paisaje... y las lagrimas que se van como la lluvia por las coladeras de la ciudad, sobre sus calles, sus banquetas, lagrimas de los múltiples escenarios a cada vuelta... a cada vuelta de cada habitación, de cada curva de las calles, de tu cuerpo... Y las paredes frias preguntan siempre ¿quién las toco?, ¿quién les hablo? tus curvas, las curvas de tu cuerpo, con su roce contra el viento, con su sonido que lascera poco a poco los oidos, y las paredes...
(¿y esa voz? será de ella, de él, de quién? tuya?, y esas manos?)
Filemon el de la bicicleta
... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.
lunes, 23 de septiembre de 2013
miércoles, 28 de agosto de 2013
Un tipo de nudo muy resistente
El aliento dejo de ser el mismo de ayer, su esencia
ligeramente había cambiado, sin explicación más que el sentir de su
respiración, pudo percatarse que el cambio ya estaba hecho, que las notas de la
canción solo le repetían lo que ya sabía, y no era un lamento lo que podía
distinguirse en cada nota, todo lo contrario; había comenzado a disfrutar, a
sentir el ritmo como las pisada, como con la respiración para ofrecer una nota
más afinada con ese falsete que lo caracterizaba, así descubrió que de su voz
podían surgir pasos rítmicos que interpretarían la melodía en baile
liberador...
Y así volvió a cantar, volvió a sentir la melodía a cada
momento del día; mientras se bañaba, corría, leía., en cada gota de agua sentía
de nuevo, a cada respiración forzada y en cada historia escuchaba como en
tercera voz la melodía, la melodía liberadora...
Volvió a estirar sus brazos como antes, como antes de
conocer la opresión, volvió a gritar con la lluvia, revivió el placer de la
adrenalina al conducir a máxima velocidad...
Recordó que es olvidar un dolor de músculos para seguir
hacia adelante, levantarse de la silla por un vaso de agua aunque sus piernas
estuvieran torcidas, levantarse del sillón y tomar el micrófono para cantar con
potencia su canción favorita sin importar los vecinos...
Ahora supo que hay mucho por contar, por revivir, faltan
muchas horas sol, muchos cayos que están esperando a salir, muchas canciones
por conocer, que el día de hoy es solo el inicio...
lunes, 24 de septiembre de 2012
Manos en la noche
Con las mismas marcas en las manos, los raspones de hace
muchos años, intento volver a sentir el tacto sincero al dar las mismas
caricias, con temor tocaba; no fuera a lastimarlo, intentaba transmitir lo de
hace algunos años, transmitir aquel afecto, sus manos en su rostro, replegando
el corazón para no sentir dolor, apagar la luz...
Sólo sentirlo cerca, saber que esta. Y olvidar; las noches
en que no llegaba a la cama, y sólo recordar los momentos en que deseaba
brincar de la misma, que la luz del sol no cobija igual que la de la luna, que
las sabanas de día contagian desesperación, que las ventanas son más inmensas
durante la noche, que la noche es libre, que mis marcas de las mano; ampollas,
cicatrices, huesos desviados que hacen la piel más dura, durante la noche son
amigables, salvajes, sensuales. Los días hacen que todo transcurra más
despacio, y es cuando rezo porque se apague el sol; para dejar de trabajar,
para buscar el brillo de tus dientes bajo la sabana, para imaginar que no
estamos, que no existe el pesar.
Volver a sentir con mis manos marcadas; tú afecto, con tacto
sincero recorro tu rostro, replegando el corazón para no sentir que el día se
aproxima de nuevo...
Rezar porque no llegue el sol, para que las ventanas sigan
pareciendo inmensas, para no extrañar de nuevo la cama, para no extrañar tus
piernas entre las mías.
Para recordar el brillo de tus dientes, para olvidar lo que
no te di.
Sé que escaparas de nuevo si te volviera a encontrar, así
como la primera vez que al llegar el día huiste, una ocasión sería pretexto
para el desencuentro.
Volver a quedarme en la ventana, esperando que la ventana se
haga más grande, inventar historias esperando para ver que camines por mi
banqueta y salir corriendo a encontrarte a pedirte que regreses, a suplicar por
tu indulgencia, a prometerte nuevas historias, nuevos sueños, nuevas caricias,
diferentes, pedirte que observes mis manos, encontrarás nuevas cicatrices,
nuevos golpes, nuevos misterios.
Mientras, a seguir contando historias, en la ventana, con
mis manos rezando que pase la luz del día, para intentar ver tu rostro por ahí,
perdido en la noche.
lunes, 27 de agosto de 2012
Los caminos que conducen al otoño
Cuando un camino recorrido llega a su fin no hay nada ni
nadie que pueda continuar construyendo, es más sencillo bifurcarlo que
mantenerlo recto.
La luz del sol también tiene un tiempo de caducidad, así
como mis manos en las tuyas, como un beso en tiempos de bonanza.
El tiempo exige más tiempo, el tiempo busca finales
decorosos fáciles de recordar, sin escalas, sin posturas incomodas, sentado en
reposo esperando acabar.
La lluvia también tiene fecha de caducidad, no espera a los
peatones, ni a los niños, ni a los perros, simplemente cae; natural.
Y así siento que el verano va a llegando a su fin, ahora se
comienzan a sentir los estragos del otoño con su duro andar, la penumbra del
año, el atardecer de los meses, con suspiros tan cargados de eco que inundan la
claridad del sol con un poco de sombras que se esparcen, así, como la lluvia;
sin esperar ni perdonar.
No es posible continuar construyendo el camino que se ha
venido recorriendo al tiempo que se anda, es más sencillo bifurcarlo que
mantenerlo recto, el viento gélido hace que una canción se clave más en la
mente mientras intentas recorrer lo que ya no volverá.
Tu tacto en mi piel ya no se siente igual en otoño, es
preciso olvidarlo. Inevitable volver a pensar en ti cada que veo unos ojos
verdes, imposible olvidar que aún permaneces en mi mente así como tener la
certeza que vendrá de nuevo las sombras sobre el cielo a cubrirme, a ocultarme
de tu vista.
jueves, 23 de agosto de 2012
Tal vez en una nube pueda ver tu rostro
Y si el mar se convierte en el símbolo de la añoranza, de
extrañar.
Si todo lo que gira lentamente en la cabeza durante un largo
día de trabajo, se comenzará a desquebrajar, tal vez me entenderías...
Tal vez aunque te busque por los nueve caminos del norte y
me doy una vuelta circular en los del este, y cuándo termine de buscar voy
camino al mar a verte, todo un símbolo de añorarte. De buscarte...
No coincidiría nuevamente en el mar, aunque intente verte a
lo lejos.
Sé que caerías nuevamente y si yo intentará sujetarte con
todos los clavos que siempre cargo en las bolsas de los pantalones, no conseguiría
clavar siquiera uno...
Entonces voltearía nuevamente hacia el cielo a imaginar tu
cara en una de las tantas nubes que se forman antes de la tormenta
Estrecharía mis manos a mis hombros pues el frio también se
somatiza, tengo un poco de escurrimiento nasal cuando pienso en ello, la playa
siempre me provoca la misma sensación de ansiedad, las olas que revuelcan la
arena siempre se diluyen, pero tal vez caminando por la orilla de la playa
pueda encontrar un poco de sosiego, tal vez así lograse olvidarte aunque sea
por unos segundos.
Ahora solo busco refugiarme en los problemas de los demás,
procuro ver más las noticias, cobijarme en una canción alegre, sonreír cuando
me coquetean en la calle.
Buscarte en las manchas de la pared, hacer una imagen de ti
sonriendo.
jueves, 2 de agosto de 2012
El café de la esquina
En el café de la esquina siempre el mismo grupo en un
rincón, evocando las mismas imágenes de su juventud, sus autos flamantes rojos
como manzanas maduras, volantes de cuero desgastado, asientos llenos de manchas
de charanda, las mismas aventuras, los mismos recuerdos; del verano del 2008,
las madrugadas de aquel entonces eran más cálidas que las de ahora, el paisaje
se apreciaba más fresco, las horas pasaban ligeras, con la única preocupación
que los pesos alcanzaran para una botella más y para unos tacos para que la
cruda fuera más leve, hablando del recuento de los pasos de baile, los chistes
de la borrachera, la rivalidad galanesca y la lucha de palabras por saber quién
beso a la más guapa y los momentos de interrogación [¿dónde está ahora fulano?]
que desencadenaban la envidia en los demás, pues era señal que había ganado en
tener la noche más exitosa.
Ese café de recuerdos, evocando las memorias juveniles de
años atrás, los debates, las peleas extravagantes, las preocupaciones que ahora
les parecen vacuas, la intensidad de los días, la zozobra de esas noches, el
arrepentimiento, el deseo de regreso de los años, las luces, la música que
ahora suena anticuada o "vintage".
De pronto todos en la mesa se observan con cara de solemne
compasión mutua, se acaban las palabras, se observan sus bocas fruncidas, se
alcanza a percibir un dejo de amargura, introspección, uno de ellos grita al
mesero - más cervezas - haciendo una señal con la mano levantando 4 dedos - yo
ya no quiero, me tengo que ir - se despide, deja sus billetes con esfuerzo, se
levanta con suavidad intentando no hacer ruido, los demás se burlan con
indiferencia. A la hora el resto se ha ido, todos con lentitud, con esfuerzo,
con pena de seguir dando pasos.
Así el café de la esquina, así con recuerdos que se prolongan hasta fundirse en el aire, tarde trás tarde, grupos de diferente composición se congregan a compartir sus perspectivas, sus juventudes.miércoles, 1 de agosto de 2012
Domingo pensando en ti
No lo había mencionado desde entonces.
En cuanto te vi; sentí la misma sensación, un frio seco, me
asaltaron las prisas, todo por fumar un cigarro más antes de caminar por la
lluvia
Al llegar a casa...
Reuní mis argumentos
Presente argucias inútiles mi corazón
Siempre con la misma sentencia, dando las mismas señales,
recordando nuestros afectos
Así...
Olvidé mi canción favorita de hace 5 años, intenté recordar,
busque en mi antiguo diario, entre mis agendas olvidadas
Busqué la letra, palabra por palabra tratando de ajustarlas
con el ritmo que escuchaba en la lejanía de mi habitación
Y así cante, cante toda la noche olvidando el frio,
imaginando lo bien que me sentiría si volviésemos a tomar juntos
a dormir juntos, compartir la misma almohada manchada,
pelear por quien se termina el último trago, y así hacerte olvidar tus miedos,
ahora tan míos.
Y así canté, canté toda la noche esperando volver a encontrarte
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