... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



miércoles, 29 de febrero de 2012

Olvidó su sombrero

Sabía que ella vendría algún día, me encontraría en el mismo lugar, en el mismo rincón de la casa; cargado de soledad [en el perchero colgó su sombrero], tenía la certeza que vendría de la misma forma  en que sé que las paredes de mi casa están manchadas y agujeradas por mi inconformidad  de la posición de los cuadros colgados [en su mano izquierda cargaba la bolsa de plástico gris con la que se fue la primera vez] el piso tenía sobradas motas de polvo, platos sucios de la semana pasada y algunas moscas paradas al borde del último envase de cerveza [pasó a la habitación por su maleta grande] el reloj había dejado de correr y decidí no cambiar la batería para olvidar la posición del sol [aventó las llaves sobre la mesa, las moscas salieron disparadas a dar espirales de gusto] escuché su voz y entendí que no volvería y si tal vez regresara sería sólo para devolver el libro que le presté [la puerta casi se cae y los cuadros cambiaron de posición] decidí ponerme de pie y volver a martillar para de nuevo cambiar los cuadros de posición [sabía que ella regresaría por su maleta grande y a dejar las llaves para no volver más], destape una última cerveza para esperar que se acumulara más polvo, [olvidó su sombrero en el perchero], volví al rincón para dejar que ella pensara bien las cosas y volviera para no volver.

sábado, 25 de febrero de 2012

Una canción para ti

Le cante una canción la otra noche, aquella noche que comenzó con algazara en la plaza y terminó en lúgubre silencio. Me acompañaban dos coristas, guitarrista y técnico, después de la canción esperé una sonrisa a cambio, la canción tal vez no fue de su agrado, se paró de su silla y se alejó de mi vista, el coro y yo esperamos un momento a que volviera para la segunda tocada, el guitarrista mientras afinó, yo me entretuve con un par de tragos. El técnico alzó la voz con enfado argumentando que no gastaría sus fuerzas esperando a que volviera, no lo detuve, el guitarrista fue el siguiente tras darme palabras de aliento - Te ha dejado tirado, dijo con decepción. Las coristas ni adiós dijeron. Quede ahí sólo mientras la plaza se vaciaba, pensando si le habría gustado la canción y sufrí pensando en su huída, tal vez fue mi voz, o mejor dicho fue culpa del guitarrista quien falló un par de notas, quedé esperando un momento más no sin antes seguir argumentando y dando indulgencias por su escape, autoconvenciendome que si me quería pero que tal vez surgió una urgencia, convenciéndome y justificándolo, amoldando su forma en mi mente, se fue tal vez porque se aburrió o tal vez, tal vez. Guarde el micrófono mirando a cada instante el celular ¿marcara? ¿Se habrá molestado?, miré el reloj nuevamente y era más tarde de lo que imagine aunque eso ya no importaba, lo mejor fue ir a casa a dormir y no pensar más en el asunto

viernes, 24 de febrero de 2012

Solo rogando porque se apague el sol

Un peso que no conocía [Se levanta suavemente] a las tres estoy seguro gritaran en el piso de arriba; 3, 2, 1, [Todos guarden distancia], a mi lado canturrea mientras la luna clarea, las nubes siguen su curso [¿Estoy despierto o soñando?], los números rojos del despertador aceleran su curso, y una foto pegada a la pared me recuerda mi cara en el espejo del baño, sus pasos se alejan de la habitación [tengo pavor que no vuelva más], sólo rogando porque se apague el sol [La fiesta de cada noche en el departamento de al lado] y un condón usado cae hasta mi patio. El vapor se condensa en la ducha y preferiría cocerme en el agua hirviendo, recordando la carretera donde te recogí, solo rogando porque se apague el sol.

martes, 21 de febrero de 2012

Otras estadísticas

Si las estadísticas siguen siendo la mismas [El aire sopla en el estudio, el polvo se levanta ligeramente del librero] en otro lugar no muy lejano a casa alguien lleva fumado el mismo tabaco que yo a esta hora [el agua de mi ropa tendida se comienza a evaporar] - ¿quién llama a la puerta? [El candelabro se mueve repentinamente oscilando como las ondas aéreas] Cuarto para las ocho, y el despertador aún no suena, tal vez sea momento de seguir dormitando antes que se espante el sopor. [Las sabanas están enroscadas] La noche se lleno de lamentaciones recordando, sólo recordando. Me pongo de pie, claro, con el pie izquierdo, sábado más, a vagar por la ciudad, buscándote, te encuentro súbitamente [El edificio de enfrente se incendia], allá a lo lejos contemplo un hombre parado sobre la azotea moviendo brazos enérgico, me arrepiento de haberte visto fijamente al rostro, tus labios también se incendian ahora, un candor, y las estadísticas siguen siendo las mismas, haciéndome recordar, sólo recordar.

jueves, 16 de febrero de 2012

Flashback

Nadar hasta la orilla, alejado del fondo, del supuesto peligro de las olas, de la agobiante obscuridad, no se puede subestimar la brisa, tampoco las ganas que emergen, el deseo furioso de resguardarse
En mi garganta se añusga el grito contenido, las prisas, un flashback sobre puesto en mi cabeza; miles de ahogados
Tu rostro apagándose, diluyéndose en mi memoria, una última nota, la penúltima estrofa de mi canción favorita
Se acerca agitado, moviendo los brazos con ímpetu, otro sobreviviente
Tu rostro, el pasado, los deseos no consumidos, el apetito ardiente, veloz, se consume, se consume...

La conversación de ayer, flashback
Tus ojos en la penumbra, una respiración más queda

Tu rostro diciendo adiós, no se muestra la orilla, agitación, la brisa sólo me hunde más, inmenso vacío
obscuridad, de nuevo tú, tu despedida, la mía.