Sabía que ella vendría algún día, me encontraría en el mismo lugar, en el mismo rincón de la casa; cargado de soledad [en el perchero colgó su sombrero], tenía la certeza que vendría de la misma forma en que sé que las paredes de mi casa están manchadas y agujeradas por mi inconformidad de la posición de los cuadros colgados [en su mano izquierda cargaba la bolsa de plástico gris con la que se fue la primera vez] el piso tenía sobradas motas de polvo, platos sucios de la semana pasada y algunas moscas paradas al borde del último envase de cerveza [pasó a la habitación por su maleta grande] el reloj había dejado de correr y decidí no cambiar la batería para olvidar la posición del sol [aventó las llaves sobre la mesa, las moscas salieron disparadas a dar espirales de gusto] escuché su voz y entendí que no volvería y si tal vez regresara sería sólo para devolver el libro que le presté [la puerta casi se cae y los cuadros cambiaron de posición] decidí ponerme de pie y volver a martillar para de nuevo cambiar los cuadros de posición [sabía que ella regresaría por su maleta grande y a dejar las llaves para no volver más], destape una última cerveza para esperar que se acumulara más polvo, [olvidó su sombrero en el perchero], volví al rincón para dejar que ella pensara bien las cosas y volviera para no volver.
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