... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



domingo, 29 de mayo de 2011

Bulto.

Solo parece un bulto, oscuro, cansado, abandonado, espera la hora de su muerte, su ansia por morir se puede leer en cada pelo de su cuerpo oscuro. Se distingue entre la maraña de pelos un mancha roja pálida, y justo en medio del cuerpo algo se eleva y se hunde al tiempo que se empaña el suelo por lo que parece ser su respiración. Nos acercamos un poco más a la escena, y comprobamos que en efecto es un cuerpo con apariencia de descuido, tiene una cara ceniza, tiene arrugas, pero son de esas arrugas especiales, que no se forman por la edad, si no por la tristeza y la lucha en vida. Esta durmiendo, en reposo, y a pesar de ello se distingue lo cansado de su cuerpo y su vida, como si encima de ese cuerpo abandonado se pesara un peso enorme. Tiene los pies llenos de ampollas y callos, y tierra en la cabeza, sus manos están descuidadas y encima tiene boronas de pan. Sigue respirando, profunda y cansadamente, a la par sigue dejando el suelo empañado, es un autómata que solo espera su momento. Después de algunos segundos seguimos observando fijamente cuando de pronto la respiración del bulto se ve suspendida y el peso enorme se ha borrado de encima, se percibe un ambiente de paz, presenciamos un momento de relajación memorable, uno de esos momentos en que somos espectadores de la libertad. A veces la única libertad es morir, para ver morir no es necesario arrancar una flor.

jueves, 26 de mayo de 2011

Oliver

El índice de la contaminación por las tardes ha aumentado, no solo el aire esta ahora contaminado, también Oliver, quien vive esperando recordar esa idea que le dejo cautivado cuando nació, que no hace más que repasarla en su inconsciente, pero esta nublada en su conciente, así de nublado como el aire. Al despertar cada mañana Oliver retoma el paso del pensamiento de ayer, enciende la luz de su habitación, un día más que empieza a obscuras, "quien madruga Dios le ayuda", silencio que se mezcla con las ruinas con las que construirá un nuevo día, murallas en su habitación infranqueables, lejanas pero a la vez tan cerca, Oliver vive en una cerca, en una postura extraña, siempre conviviendo con el aire sucio de las tardes, siempre peleando con el paso del día de ayer, con creencias positivas que terminan por ayudar a construir como los españoles en Tenochtitlan, sobre la nada impasible, tratando de recordar la idea con la que nació, que a la mayoría nos toma la vida entera capturarla, esperando que se haga clara, o cuando menos atraparla cuando pasa a gran velocidad, acariciarla, cargarla, amarla. Oliver es como tú y como yo.

viernes, 20 de mayo de 2011

El hilo de la habitación.

Se filtra todos los días el mismo rayo de sol, callado, tenue, sigiloso, da directamente al suelo, duela de madera con apariencia de nueva, siempre limpia, siempre sola, un hilo cuelga de la ventana, blanco casi transparente, solo cuelga, solo espera, espera tal vez que llegue alguien y lo jale, que desaparezca y de él nada quede, pero, no llegara nadie, se quedara así. Todas las mañanas es la misma historia un hilo, colgando de la ventana, un rayo de sol semi alumbrándolo, solos así conviviendo. De fondo una pared, blanca, callada igual que el rayo de sol, no denota nada, aparentemente no tiene razón de ser. Un día en cierto momento alguien estuvo ahí y la pinto, o tal vez la maquillo, pues probablemente era fea, arrugada y sin sentido, tal vez alguien asumió el compromiso de hacer que se viera mejor, con un litro de pintura blanca, o tal vez dos. Algún día tal vez, alguien llegue, jale el hilo, ponga cortinas y cambie de color a la pared, pero, mientras eso sucede, así seguirán, jugando con su soledad, el hilo y el rayo de sol, y como testigo la pared inviolable.  Algún día se espera que se filtre otro objeto, algo que perturbe la escena, que acabe con el insomnio de ambos. Así paso el tiempo, muchos días, sinceramente son incontables. Una mañana no se digno a aparecer el rayo de sol, tal vez porque las nubes envidiosas habían bloqueado su entrada habitual, y en lugar del rayo solar, se apareció un gato, que bajo presuroso por el tejado, dio un brinco furioso hacia la ventana que aparentemente permanecía cerrada y logro abrirla del impacto, al momento de entrar rompió el hilo, el gato llego volando sin poderse detener hasta chocar contra la pulcra pared, dejo en ella un mancha naranja, así como el color de la discordia, naranja con motas de ocre, el gato noqueado se levanto mareado del impacto, se despabilo, y se marcho por donde vino, así que tomando en cuenta la invasión del gato, el entorno apacible cambio drásticamente, ahora todo era un caso, ahora no había un hilo que completara la escena perfecta de silencio, ahora solo había un mancha naranja con motas de ocre en la pared, ese día, nadie volvió a asomarse por ahí, tal vez se perdió, se hundió, o tal vez, la mancha naranja lo absorbió todo.

Ambición D.

Me gusta hablar de tu casa, de su atmosfera extraviada, del olor que desprenden sus paredes, me gusta tu casa más que tú.

martes, 10 de mayo de 2011

Ambición C.

La buhardilla de tu casa no tiene ventanas y el rayo solar no toca con su brillo para iluminar al licnobio que ahí habita, hace su trabajo con lentitud, en las noches enciende los cientos de focos que iluminan su bello rostro carcomido por su modus vivendis "las ojeras", sumándole su pésima alimentación, vive de Comiscar todo lo que le rodea. La buhardilla esta siempre llena de polvo, no hay nunca un plumero cerca, de polvo esta hecho el suelo, tanto polvo que con la luz de los focos deslumbra.

viernes, 6 de mayo de 2011

Ambición B.

Sobre la rareza de tu casa: esta el lucernario en la puerta principal, el árbol del jardín que tira higos que todos los días es detrito irreconocible, triste árbol que por más higos que arroje está fané. Hoy caminaba descalzo rumbo a tu casa, sobre la acera encontré un cartapacio con las indicaciones para armar una bicicleta.

jueves, 5 de mayo de 2011

Ambición A.

Quisiera hablar de forma lacónica de la efigie de las baldas que encontré en tu casa, tu casa es muy rara y especial pues eres de las pocas personas que poseen en su propiedad un cenotafio de Platón.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Juan Salvador Gaviota

Las 4 de la tarde con un cielo gris, una música de fondo, no reconozco el compositor, solo sé que hoy no tengo nada que decir, me pongo el disfraz de estereotipo 257 para que sea más fácil hoy interactuar contigo, por lo general siempre tengo algo que decir, pero hoy si me he quedado sin palabras, será que el aire carece de oxigeno, me mofo de lo que tienes que decir, no es más que hablar de Juan Salvador Gaviota y tus amenazantes alas en el corazón, tu intrépida blancura marina, puros clichés que me dicen lo vaga que es tu boca, tu lectura de principiantes, el tedio del hoy, me hablas de tu dulce corazón, yo ahora no sé que no sé nada, se me va la vista al horizonte, volteo a mi alrededor, lo observo, busco donde dormir, la música de fondo me sobrecoge, te dejo ir.