... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



viernes, 23 de septiembre de 2011

Errante

Arrastra los pasos con lentitud como tratando de alcanzar un mal presagio; inevitable, ajeno, lascivo de esos que reconfortan, como ese sentimiento malsano de mentira blanca. El sol refleja con candor su rayos sobre las rocas que enmarcan el camino, mismas que dan señales de alcanzar una meta al final, cuando de pronto y a lo lejos se visualiza ese mal presagio, convoy´s cargados de hombres armados esperando asestar el golpe a todo lo que parezca extraño, lejano, ajeno y que adicional cargue una barba de un mes de antigüedad y andrajos llenos de ponzoña del desierto. De manera inevitable, tal vez buscando la salvación continúan los pasos persiguiendo ese final que algunas veces se busca sin pensar. Y así esos pasos arrastrando llegan al vorágine de violencia, que se vuelve indiferente, arrogante, ese hombre no era más que un puñado de tierra móvil, dejo de ser ajeno o lejano; los soldados lo ignoran, siguen su camino, el hombre sorprendido continua el paso que ahora se vuelve más cansado, más sutil sobre la tierra, más lleno de muerte. Sin encontrar más esperanza en su corazón decide abandonarse a la suerte de la naturaleza tratando de encontrar su lecho dentro de la tierra manchada.

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