... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



sábado, 12 de noviembre de 2011

En cualquier acera de la gran ciudad...

Y así en una noche de Noviembre el viajero descubrió el silencio que encierra estar parado en la acera de la gran ciudad, solo y esperando el último adiós dado por sus espaldas; la vista de su cuerpo difuminándose al extremo de la calle, la última e insoportable vista de Leonor se hizo insostenible, desprendió de su cuerpo un calor incontenible, no podía dejarla ir así de fácil, cuando recordó su bello rostro con su lagrima mortal asomándose de sus parpados caídos, no resistió. Salió a trote corrió con la fuerza de su pasión y en un tórrido y avasallador abrazo la sostuvo en su cuerpo, y así el viajero aprendió del silencio de la noche en una acera cualquiera. Condujo a Leonor hasta su casa, olvido el dolor, olvido las vejaciones, su  orgullo tan clavado que hasta amargo al paladar le sabia, contuvo el llanto, le declaro de nuevo su amor y así la cortejo al amanecer hasta fundirse en un acto lleno de soledad y silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario