... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



viernes, 20 de enero de 2012

Un sorbo esperanzador

En un camino sin barrera que da vueltas sin detenerse, abordó una noche en el vagón, miró la diversidad de rostros, todos diferentes, todos expresivos, con algo en común; la vergüenza, más él no sintió mínimo vislumbre. El bullicio de personas provoco que bajara sus manos hasta sentir el calor extraño, tenue y a la vez apasionado de lo que tenía forma de una palma joven, lo sintió en porción desmedida sin sobrepasar los límites, era lo que necesitaba, ese cálido sentir en la noche fría, se atrevió a mirar el rostro del poseedor de singular territorio, y en sus ojos apreció un resplandor que lleno de celo su corazón, lo apaciguó. El instante fue singular, y comprendió que aún tiene fuego para guiar sus pasos.

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