... la hora se acerca ya, toma su bicicleta y retoma el paso.



lunes, 15 de agosto de 2011

Una habitación

La habitación esta arruinada, el calor se ha ido por las ventanas, el aire que cuelga aún es un mal presagio, pronto se ira, en un par de días. Mientras tanto observa el triste panorama; en el suelo se han formado pelusas por el pelo que se escapa de su cabeza, formando así una similitud a las barrillas del desierto, las paredes que antes eran blancas y prístinas ahora son en tonalidades de amarillo a gris, el panorama flaquea mientras más se observa, las sabanas de la cama tienen aspecto almidonado. Antes cuando el tiempo era bueno la habitación relucía en paz, en limpieza; era un sano y amplio espacio en donde se compartía con ternura y candor el amor. Ahora la habitación está sumida en un letargo casi eterno, desesperación. Ingresa en ella, intenta encender la luz, trátala con cuidado. El foco esta fundido, no hay más que oscuridad. Intentar abrir las persianas, de nada servirá ya que los cristales tienen una película ancha de polvo negro, no podrá entrar más la luz natural, es un espacio obstruido por el silencio, un espacio en que la ausencia y el polvo reina. Recuerda las sonrisas que inundaban la habitación cuando aún era un espacio de candor, las risas inocentes, el inconcluso de felicidad que parecía eterno, hoy nunca más se vuelve a pensar en lo mismo, abandona y se va rasgando puertas, partiendo con el hacha lo poco que ha quedado. Observa más detalladamente y pareciera que la habitación está viva; transpira sudor, excreta, llora. La habitación queda pasmada ante la traición del destino, del olvido, del espasmo y la desesperación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario